“Capilla del Cristo del Camino” de Llanes
La ermita del Cristo del Camino se encuentra entre dos colinas; la cuesta de Cué de mayor tamaño y la de la Portilla algo menor.
La Jorcada es el nombre por el que se conoce el lugar y por el que pasaba el único camino que conducía a Llanes por el oriente, hasta la construcción de la carretera provincial. El edificio se construyó, por acuerdo del año 1595 del Presbítero-Arcipreste don Pedro Sánchez de Llanes y los ocho beneficiados de la Asunción de Santa María.
El sólido edificio se caracteriza por el gran arco de medio punto que abre el pórtico abovedado, en cuyo interior se encuentran un ventanal redondo, dos ventanas enrejadas, la puerta de acceso a la capilla y dos bancos corridos laterales para descanso de caminantes. La espadaña de arco único se levanta sobre la imposta derecha sobre las que se eleva el arco.
Al mismo tiempo se construyó un vía-crucis que partía desde la iglesia parroquial, del que todavía se conservan varias cruces de piedra en las paredes de los muros del recorrido y tres el entorno de la capilla.
Los caminantes se detenían a rezar y descansar en el atrio, introduciendo por entre las rejas de los dos huecos las limosnas o ex-votos, al igual que hacían los parroquianos con la muestra de los productos y mercancía que venían a vender a la villa.
En el santuario se custodia la imagen de Cristo en la Cruz, objeto de gran devoción y veneración local, del que se cuenta algún que otro acto milagroso, la imagen fue destruida en varias ocasiones a lo largo de la historia.
Según rezaba en una banderita metálica sobre la espadaña, en el año 1812 se hace una reparación costeada por Pedro Díaz Escandón deán de Guadalajara de Méjico. Levantándose con los materiales sobrantes una pequeña casa, de la que hoy podemos ver algunos restos de muros y la escalera exterior, para albergue del ermitaño encargado de cuidar la capilla.
Los Peregrinos que transiten por el lugar el 16 de julio, podrán participar en la concurrida romería que año tras año se celebra en el campo que rodea la ermita.
La leyenda
“Atravesaban, a la caída de la tarde, un grupo de Peregrinos entre los cuales viajaba un poderoso señor francés, la garganta que forman la cuesta del Cristo y la cuesta Cué, en busca de la ermita como acostumbraban a hacer los Peregrinos, cuando un grupo de bandoleros atacaron a los caminantes.
Estos al verse en apuros, llamaron al amparo del Crucificado y se dice que, milagrosamente, una luz cegadora abatió a los bandidos.
Los bandoleros volvieron en sí, de la repentina ceguera pidiendo gracia y prometiendo que no volverían a asaltar a nadie. Los Peregrinos maravillados por el milagro, los dejaron ir y contaron el suceso a todos los que encontraban a su paso. Desde entonces, la ermita troncó su nombre primitivo de Santo Cristo, por el de el Cristo del Camino”.
Hay historias populares más tenebrosas sobre el lugar, «La Jorcada» (que es como se conoce la ubicación) es un nombre peculiar y que ya dice mucho sobre la leyenda, pero lo dejamos para que lo averigües personalmente visitando esta hermosa capilla y sus alrededores o para que alguien se anime a contarlo…. 😉
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