Colegiata de San Pedro
En el pequeño poblado de La Plaza, capital del concejo, nos encontramos con la antigua Colegiata de San Pedro, considerado el templo románico más antiguo de la provincia.
Se trata de un templo románico construido en el siglo XI por lo que es considerado de románico temprano o como una transición del prerrománico. Por este motivo el edificio conserva elementos de ambos estilos:
De la parte prerrománica podemos destacar la existencia de tres naves, ábsides de cabecera recta y su sensación espacial.
De la parte románica podemos destacar los sillares escuadrados, saeteras y un amplio porche.
En el edificio podemos destacar unos singulares relieves con formas de animales en diferentes capiteles de los que se pueden distinguir diferentes cabezas de bestias y animales de carácter simbólico.
Otro aspecto decorativo de gran importancia es la escultura del Cristo crucificado, escultura románica datada en el siglo XIII de madera policromada que está situada en su capilla mayor.
El claustro actual se edificó sobre un claustro anterior de finales del XV. También se utilizó como lugar de enterramiento.
La planta actual se encuentra dividida en tres naves. Una de ellas corresponde a la iglesia, que debe atravesarse para visitar el modesto museo en el que se guardan, junto a otros tesoros de gran valor histórico, dos cuerpos casi incorruptos conocidos como “las momias de Teverga”. Pero, pese al misterio que les rodea, poco o casi nada se habla de su historia.
La leyenda cuenta que estos restos pertenecen a dos nobles muy poderosos y crueles que fueron supuestamente maldecidos. La condena de sus almas prosigue en la actualidad, al igual que su misteriosa historia.
Los cuerpos son mostrados a aquellos visitantes que se sientan atraídos por la curiosidad de contemplar estas dos momias supuestamente “malditas”, en el museo de la Colegiata
Existe mucha controversia y alguna que otra inexactitud sobre su historia, el traslado de los cuerpos tras su muerte, los supuestos enterramientos y los embalsamamientos que nunca se llegaron a realizar parecen tener un origen sobrenatural.
Se trata de dos cuerpos, que se mantienen en dos ataúdes con tapa de vidrio, uno sobre el otro. El de la parte inferior es el de un padre, el Marqués de Valdecarzana (1626-1688) vestido con el atuendo usado en vida y que posee un estado inusual de conservación y el superior es el de su hijo don Pedro Analso de Miranda, muerto en 1731, luciendo su antiguo atavío de abad.
Horarios para las visitas guiadas de La Colegiata
– para los meses de Julio y Agosto: de martes a domingo, mañanas a las 12:00 h. y tardes a las 17:30 h.
– a partir del 8 de septiembre: sábados y domingos: a las 12:00h. y 16:30h.
– resto de díasVisitas sólo con: cita previa (grupos mínimo 15 personas).
Precio 1,50 €.
Persona responsable: 696 816 915 (Rosa)
“Los hombres que yacen en la Colegiata fueron ejemplo de perversión, intolerancia, abuso de poder y crueldad.
El Marqués de Valdecarzana (El padre), era descendiente y heredero directo de don Diego de Miranda y doña Inés Velázquez de Salas, sobrina a su vez del destacado inquisidor de Felipe II don Fernando Valdés Salas, arzobispo de Sevilla. Su padre –y primer marqués– había consolidado con su matrimonio la Casa de los Miranda, que poseía también hábitos de caballería, sirviendo directamente a la corona. Estos títulos perduraban de generación en generación, y de esa forma el noble ejercía la ley en todo su territorio, lo cual incluía el “derecho de pernada” –ius primae noctis–.aparte de los abusos y vejaciones a las que estaba sometida la población del concejo de Teverga. El derecho sexual era uno más de los que disfrutaban los llamados “señores de horca y cuchillo”(nobles poseedores de vasallos y cotos jurisdiccionales) y que podían exigir diezmos y primicias sin tener que dar explicaciones al rey, por lo que aplicaban su código de conducta castigando acorde a sus criterios. El marqués ejercía su poder sin contemplación sobre las gentes de estos pueblos . La dominación sexual antes de contraer matrimonio era una licencia de poder del noble terrateniente comúnmente conocido como “derecho de pernada”, el noble la buscaba y abusaba sexualmente de ella. Si pertenecía a alguna familia pudiente, esta podía librarse pagando determinados impuestos”.
También actuaba de inquisidor –sin juicios previos ni autos–, y aplicaba torturas tales como la gota, el castigo por emparedamiento o la ejecución en la horca. Estas formas de actuación eran muy comunes en distintos lugares del área asturiana
Cuando quedaban embarazadas de él, también eran humilladas para el resto de su vida. Por ejemplo, debían asistir a las misas discriminadas del resto de los habitantes, atravesando una puerta lateral de la iglesia de la Colegiata conocida como «de la deshonra»”. Esta puerta existe a día de hoy.
El marqués, pasó sus últimos años de vida en Madrid, en el monasterio de los Jerónimos. Su cuerpo sin vida había sido sepultado en la iglesia de Santa Ana, pero en su testamento, el noble, había señalado su deseo de ser enterrado en la Colegiata de San Pedro de Teverga, como sus antepasados. Por este motivo, uno de sus hijo Sancho de Miranda exhumó los restos, encontrándose con un hecho extraordinario. Según un documento del archivo de la Casa Valdecarzana, se halló el cadáver íntegro, con las ropas interiores y exteriores de la mortaja en perfecto estado y con el mismo semblante con el que era conocido en vida, acontecimiento que se calificó de fenómeno sobrenatural (ya que no había sido embalsamado).
En el segundo féretro situado en la parte superior alberga la momia de don Pedro Analso de Miranda, hijo del anterior, luciendo su antiguo atavío de abad. Su cuerpo está más afectado que el de su predecesor. Y la historia cuenta que no regulaba la ley tan cruelmente como su progenitor, pero fue miembro de la Inquisición asentada en Santiago de Compostela, cargo que posiblemente mantuvo en Teverga.
El motivo por el cual no fueron enterrados continúa siendo un misterio .
No descansan en el lugar sagrado para ser venerados. Y es que, para muchos de los habitantes de la zona, el motivo real y secreto por el que se encuentran allí es para ser repudiados, ya que se considera que están malditos. En la actualidad es sorprendente el estado de las momias, puesto que a pesar de haber experimentado continuos traslados, y no haber sido embalsamadas intencionadamente, la conservación de las mismas es lo que más llama la atención.
Respecto a la supuesta maldición que rodea a los cuerpos incorruptos, el párroco señaló: “Las momias no fueron especialmente queridas, y más que expuestas están puestas, como si tuvieran que sufrir por haber hecho aquellas atrocidades en vida. Hace veinte años fueron trasladas a los féretros, pero antes estuvieron desnudas y colgadas a los pies del Cristo románico, una gran reliquia considerada milagrosa. Tuvimos que ponerles vitrinas porque aún en los tiempos actuales sufren burlas” e incluso llegaron a robar el sello perteneciente al cuerpo del hijo de Lope de Miranda, arrancándole la mano. “Sufren una especie de condena eterna siendo sometidas a todo aquel castigo que no sufrieron en vida, como si sus almas estuvieran atrapadas dentro de sus restos conservados para seguir padeciendo.
¡Así que si eres un amante de los misterios este sitio te resultará sobrenatural!
Tagged as: QUE HACER , CULTURAL , LLOVER